Memento mori
Después de varios minutos buscando por toda la cocina, don Rafael encontró las llaves del apartamento con una nota adhesiva que tenía escritos y subrayados con rojo la hora y el lugar de una cita médica. Guardó las llaves en el bolsillo de la chaqueta y revisó en la puerta de la cocina el listado del orden del día. Llegó hasta el final y miró nuevamente la fecha del papel; la verificó con el calendario de al lado y salió.
Ausencias (Cuento)
La mañana de ese domingo, Javier se levantó más temprano que de costumbre. Recostado sobre el marco de la puerta, observaba a Helena mientras dormía, desnuda y vencida por el bochorno de aquel verano. Llevaba casi media hora cuando empezó a darse vueltas en la cama, bostezó un par de veces y luego se estiró hasta cubrir casi por completo la extensión de la cama. Suspiró todavía con los ojos cerrados y cuando los abrió se quedó con la mirada fija en el rostro Javier durante varios minutos. Luego se levantó y elevó la persiana.